martes, 12 de mayo de 2015

Leyenda del Ombú


Foto tomada en el Camino "Botánico".
No hacía mucho que la tribu de los hombres y mujeres querandíes de la llanura pampeana habían realizado la siembra del maíz y los primeros brotes ya asomaban de la tierra. Todos lo celebraron con danzas y bailes rituales, aunque algunos ancianos presagiaban que aquel no sería un buen año. Efectivamente, el presagio se fue  confirmando a medida que pasaban las semanas y no aparecían nubes de lluvia para calmar la sed de las pequeñas plantas. Las plegarias a Soychu, su máximo dios, no surgieron efecto y la tierra se resecaba cada día más. Hasta habían encontrado unas docenas de ñandúes muertos cerca del arroyo seco.

Ombi,  la anciana esposa del cacique, que desde que las primeras plantas nacieron se había mostrado cuidadosa con ellas como nadie y había removido la tierra con sus manos para facilitar su nacimiento, contemplaba angustiada como una sequia terminaba con las plantas de maíz. Un sol implacable resecaba la tierra sin sombra de estas llanuras y marchitaba las plantas en las que estaban depositadas las esperanzas y el futuro de la tribu. Cuando solo quedaba una planta viva, Ombi se arrodilló primero junto a ella, con su poncho le dio sombra y con sus lágrimas de desesperación la regó. Sabía que si sobrevivía al menos una planta, habría semillas para el próximo año y las próximas generaciones  de su tribu podrían seguir existiendo.
Foto tomada en el camino al "Molino".
Todos invitaban a la anciana que se refugiase del tórrido sol, pero esta gran mujer permaneció en aquella postura todo el día. También permaneció así los días siguientes. La planta se mantenía con vida, pero la anciana iba arrugándose y adquiriendo poco a poco el color de la tierra.
Una mañana, cuando los aborígenes despertaron, contemplaron algo asombroso: la anciana se había convertido en un árbol de amplia copa, tronco ancho y raíces fuertes, que daba sombra a una hermosa planta de maíz con el doble de altura y cargada de mazorcas. En honor a la anciana Ombi, a partir de entonces llamaron “Ombú”  o “Bellasombra” a aquella maravillosa planta que hoy se puede ver dando su generosa sombra a lo largo de la pampa, allá no existe casi ningún otro árbol que lo haga.
                                                                                      (adaptación)

No hay comentarios:

Publicar un comentario